No cabe duda de que la educación en nuestro país está en crisis. Es cierto que somos unos de los últimos países en matemática y gran parte de la población ni comprende lo que lee. Todas estas mediciones nos muestran de manera tangible que definitivamente tenemos un problema y es que el modelo de enseñanza en la educación que se suele aplicar hasta el día de hoy en nuestro país resulta incompatible con el surgimiento de nuevas generaciones que tienen necesidades distintas.
García Mantilla sostiene que es importante la reorientación de la enseña y coincidimos en pensar que la televisión junto con otros medios pueden ayudar en este proceso. Los estímulos a los que se enfrenta hoy en día un niño no solo son diferentes a tiempos pasados, sino que también son múltiples y a grandes cantidades.
Desde los años 50, aproximadamente, la televisión se convirtió en el medio de comunicación por excelencia y aunque desde mi perspectiva prontamente perderá su privilegiado lugar, esta puede ayudar mucho a resolver problemas no solo ligados al aburrimiento como la mayoría simplemente cree sino que también puede reformar la educación y es que ha probado influir con éxito en el aprendizaje de muchas personas (ver caso Televisión Educativa Edist - Perú Educa). Quizá a primera vista no seamos conscientes de esto pero con un poco de reflexión llegaremos a la conclusión de que en algún momento de nuestra vida el control remoto se convirtió en la llave hacia afuera del mundo, un mundo en el que la información abunda.
Ver televisión era considerada una actividad en familia. Al ser una novedad todos se reunían entorno a dicho aparato y disfrutaban de las escasas propuestas de elección. Hoy por hoy el panorama es totalmente distinto. El cable digital, lo último en nuestro país, nos permite elegir qué es lo que deseamos ver y ante la amplia gama de canales cada miembro prefiere ver algo distinto. Invadió rápidamente todos los rincones de nuestra casas, desde las salas de estar (family rooms) hasta las salas de visita. Todos quieren estar cerca de ella. La educación debería aprovechar la gran comunicación entre espectadores y dicho medio para crear programas de calidad, que nutran a la sociedad.
“La escuela se encuentra demasiada cargada” nos dice García Mantilla. Es cierto, aunque habría que preguntarse si cargada de cosas que realmente sirven. Hay que romper los campos tradicionales del saber, y los peruanos que se consideran tan creativos, tienen una nueva oportunidad de demostrar su destreza creando programas con valor educativo que nos ayude a ser por lo menos personas más cultas. Aunque suene absurdo para muchos países del primer mundo, en nuestro país es más accesible ver televisión que ir a una escuela. Aprovechemos esta ventana y explotémosla al máximo.
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